Germán Peralta: "La vida y la obra de Armando Villanueva son el ejemplo más imperecedero para la juventud"

La vida de un personaje político como es el caso de Armando Villanueva del Campo, siempre requiere del balance respectivo para conocer sus aportes, limitaciones y fracasos, en suma, establecer su quehacer en el tránsito por las responsabilidades que asumió como dirigente y representante del partido aprista peruano, durante su agitada y prolongada actividad política. Al celebrarse el 25 de noviembre de 1915, un año más de su onomástico, evoco la dimensión de su figura, de quien hoy estuviese cumpliendo 108 años de vida.

Armando Villanueva se inscribió en el partido el año de 1931, en la base de Miraflores. Perteneció a la primera promoción de la FAJ, núcleo básico de la juventud aprista de los años treinta, de la cual fue su primer Secretario General. A ella pertenecieron una pléyade de muchachos que van a darle fortaleza organizacional, convirtiéndose rápidamente en piezas claves y dinámicas de la misión partidaria durante los años de clandestinidad. Entre los jóvenes que destacan y acompañan en Lima a Villanueva se encuentran Andrés Townsend Ezcurra, Luis Felipe de las Casas, Nicanor Mujica Álvarez Calderón, Susana Medrano, Tulio Velázquez, Floro Barreto, Luis Felipe Rodríguez Vildósola, Roberto Martínez Merizalde, Lindomira Peirano, Víctor Peralta, Maruja Gonzales, Luis Bedoya, entre los más destacados.

La figura de Armando Villanueva pronto destacó nítidamente por la entrega en la acción partidaria. Al cumplir los 19 años, lo encontramos participando en el fallido golpe del cuartel Barbones, en Lima. El día de su cumpleaños caía preso y enviado a la isla del Frontón, donde estuvo recluido cinco meses hasta abril de 1935. Al salir en libertad, inmediatamente se reintegra a la lucha clandestina. La firmeza de sus convicciones, el arrojo en las actividades, evidencian el carácter y la convicción del joven revolucionario. Haya de la Torre siempre consideró que la entrega de Armando significó ejemplo para la militancia partidaria. Armando Villanueva vivía intensamente la militancia. En esos años ingresa a la Universidad Mayor de San Marcos, había rechazado la invitación de ingresar a la Pontificia Universidad Católica, por considerarla que en sus claustros se vivía un ambiente conservador, era el vivero de civilistas y fascistas. Dedicaba más tiempo a las tareas y responsabilidades de clandestinidad que a los estudios, le atraían más la lucha política por la democracia y el cambio social.

Armando Villanueva del Campo.

Armando Villanueva resultaba el cuadro aherrojado, valiente en todas las misiones que asumía, es así como el año de 1938, en una de las operaciones que debió llevar a cabo, caía prisionero, es recluido durante dos años en el Frontón. En 1940 sufrirá su primera deportación, lo exilian a Chile. Inquieto y pertinaz en la lucha contra la dictadura, retoma clandestinamente al año siguiente, en 1941, reincorporándose activamente en las diferentes tarcas en la lucha revolucionaria, lamentablemente cae nuevamente prisionero en 1942, siendo esta vez expulsado nuevamente a Chile. En esta oportunidad Villanueva radicará durante dos años en Santiago, donde ejercerá el periodismo. El año de 1944, conjuntamente con Carlos García Ronceros, —el futuro padre de Alan García Pérez—, ingresan clandestina-mente al Perú, asentándose en la ciudad de Arequipa, desde donde apoyaran a Ramiro Prialé en la creación del Frente Democrático, estrategia mediante la cual el partido aprista peruano participa como Partido del Pueblo, con militantes en las listas parlamentarias, pero sin candidato a la Presidencia. Eran las concesiones, que se hacía frente a las exigencias de la coyuntura.

La primavera democrática resultó complicada, buena parte de los parlamentarios del Frente y el Presidente Bustamante y Rivero, no acompañaban las demandas del partido, el cual resultaba la correa de transmisión de los reclamos populares. El 3 de octubre. Bustamante declara fuera de la ley al partido aprista y 24 días más tarde, el 27 de octubre, su Ministro de Gobierno, el Gral. Manuel A. Odría lo destituye. En esa coyuntura Armando Villanueva es tomado prisionero y en 1951, deportado a México donde ocupará el Cargo de Secretario General de los desterrados apristas, hasta 1955, año que decide retomar de forma clandestina al Perú para reorganizar al partido. El año de 1956, sin poder ser elegidos, pero si con la oportunidad de elegir, el APRA se compromete a apoyar a Manuel Prado, a cambio de garantizar la libertad política y desterrar la ley de persecución contra los partidos políticos. El mismo día que asumió la presidencia, el presidente Prado firmo la ley que otorgaba la libertad a los prisioneros políticos y la libertad de asociación política y sindical.

A partir de la libertad obtenida, Armando Villanueva prosigue con su actividad política, ocupando diversos cargos partidarios, fue elegido en tres oportunidades Secretario General. En las elecciones de 1963 es elegido diputado por Lima. Y en 1987, Presidente de la Cámara de Diputados. Al año siguiente en octubre de 1968, las Fuerzas armadas, comandadas por Juan Velasco Alvarado, deponen a Femando Belaúnde, mediante un golpe de Estado. Para el 5 de febrero de 1975, ante los intentos insurreccionales de la población, Armando Villanueva es considerado promotor principal de los hechos, siendo deportado. En el seno de las fuerzas armadas existen fisuras, que terminan deponiendo a Velasco, asumiendo el mando el Gral. Francisco Morales Bermúdez, quien convoca a las elecciones para la Constituyente de 1978, Villanueva decide no participar en estos comicios, sino dedicarse a fortalecer la organización partidaria. En 1979, la muerte de Víctor Raúl Haya de la Torre, genera una grave crisis en el seno del partido aprista, se plantean dos facciones: andresistas y armandistas, lo cual lleva a una discusión poco ideológica y más apasionada, fraccionamiento que no divide al partido, sino que aleja a un pequeño grupo.
       
Para las elecciones de 1980, el APRA lleva como candidato a la presidencia a Armando Villanueva, quien pierde ante Femando Belaúnde Terry. El aparato partidario acuerda finalmente expulsar a Andrés Townsend. Durante el quinquenio de los 80 se suscita el cambio generacional y surge la figura del joven Alan García Pérez, como la nueva figura del partido, para las elecciones de 1985. Armando Villanueva es elegido Senador, llegando a ser presidente del Senado, asimismo es convocado para ser Presidente del Consejo de Ministros, ocupando posteriormente varios ministerios del gabinete del presidente Alan García.
       
Es elegido Senador en las elecciones de 1990 hasta 1992. Posteriormente tendrá cargos honoríficos, pero no volverá a participar en elecciones parlamentarias.
Armando Villanueva del Campo fue el autodidacta que supo ser lector asiduo. Resultó un hombre práctico que nunca descuidó la formación teórica. Lector de los clásicos del marxismo y muy versado en el pensamiento político latinoamericano. Fue agudo y de firmes convicciones, gran polemista de argumentos sólidos, contundentes, daba la impresión que a martillazos apabullaba a sus rivales. La imagen que despertó fue la del hombre de acción, violento y sectario; sin embargo, en el trato personal, resultaba un hombre de sonrisa amplia, lleno de preguntas, siempre con la inquietud de abrirse nuevas perspectivas de comprensión del tema que trataba. Otro aspecto íntimo, es que gustaba de la música clásica, Debussy, Bizet, Schubert, Beethoven, Bartok, Tchaikovsky, Chopin y Litz[1], eran sus preferidos.
       
Armando supo asumir la responsabilidad pública, con el silencioso y permanente aprendizaje. Vivió con la firme convicción que en el pensamiento aprista se encontraba la llave secreta para la solución a los diversos problemas de Indoamérica. Como político fue romántico y creyente de que la democracia resulta el mejor espacio para el debate de las ideas. De ahí que defenderla es obligación de todo ciudadano. La lealtad en los principios es fuerza que afirma la libertad y la justicia social. Siempre rechazó a los desleales, por ello la fraternidad (o vínculo de la hermandad cívica) le resultaba el mejor puente para hermanar a los militantes de un partido político. Fue un revolucionario que no tuvo reparos en entregarse en cuerpo y alma en defensa de sus ideales que eran la defensa del frente único de clases explotadas. Sus carcelerías y destierros son la mejor prueba de la defensa de su pensamiento.
       
La obra escrita que Villanueva dejó es pequeña, pero sustantiva, a mi juicio uno de sus trabajos más interesantes es el folleto que escribe sobre los partidos indoamericanos, obra poco estudiada, pero resulta ser la primera clasificación sobre partidos políticos en Indoamérica. A Villanueva, como a todo activista, le resultó imposible ahondar en esta propuesta, la acción desmesurada lo ganó, impidiendo continuar con este novedoso e interesante abordaje sobre los partidos políticos en el continente. Sus obras principales, partieron de diálogos con destacados intelectuales que lo valoraron y respetaron. Guillermo Thorndike y Pablo Macera, con ellos escribió La gran persecución y Arrogante Montonero, siendo su gran aporte el trabajo que al alimón trabajó con Javier Landázuri García: Los Inicios.
       
La vida y la obra de Armando Villanueva son el ejemplo más imperecedero para la juventud, el testimonio más claro del compromiso político de la lucha por la democracia, la libertad y la justicia social.

*La Nueva Claridad. Órgano del Comité Partidario de Miraflores-PAP, 15 de noviembre del 2023, Nº 4, pp. 8-9.

Comentarios