Alfonso Ramos Alva: "Ningún ismo, sólo aprismo"

A los dos años de fallecido Víctor Raúl Haya de la Torre, el 7 de julio de 1981, el Comité Departamental de Trujillo y la juventud aprista me invitaron como secretario general colegiado del PAP que ejercía entonces, a presidir ante su mausoleo el recuerdo permanente a su memoria y a nuestros mártires de la Revolución de 1932.

Como en ese tiempo, igual que ahora, se especulaba con supuestas divisiones y cuestionamientos del Partido, deseo transcribir algunos párrafos de mi discurso que los periódicos de la época dieron cuenta, porque cobra actualidad para que algunos «nuevos jóvenes» o «jóvenes-viejos», que están saliendo últimamente a la palestra, unos con derecho y otros por notoriedad, no practiquen lo que yo llamo el «facilismo político», que consiste en echarle la culpa de todos los males del Partido a la dirigencia, pero desde fuera, no cuestionándola internamente.

La práctica aprista —siguiendo la escuela de Haya de la Torre— es cuestionar a la dirigencia desde dentro del Partido, pero comportándonos a la vez como un puño de unidad al exterior del mismo. Este comportamiento político del aprismo que ha sido la clave de su unidad y sus éxitos en el pasado, últimamente se ha quebrado y aquí encuentro una de las causales de nuestro exiguo resultado electoral reciente. Hay que volver a lo que fuimos, con Fe, Unión, Disciplina y Acción que Manuel Arévalo acuñó más allá de su muerte.

Alfonso Ramos Alva.

En dicha conmemoración sostuve: «Para el disgusto de los tradicionales enemigos enquistados en la derecha plutocrática y la extrema izquierda proditora, el Apra no se dividirá en nombre de Víctor Raúl Haya de la Torre» (diario «El Comercio», 9/6/1981). Agregando luego, «que era momento de terminar con las especulaciones de fuera y de dentro sobre supuestas divisiones o alas en el Partido» (diario «Соггео», 9/6/1981). Y que «Nadie más podrá ser jefe en el Apra, por cuanto es el deseo de todos los apristas que la Jefatura que perteneció a Víctor Raúl Haya de la Torre siga perteneciéndole a él, porque esa Jefatura es inheredable» (diario «La Prensa» 9/6/1981).

Pero lo que los diarios más destacaron fue mi admonición unitaria ante él: «Debemos evitar hablar de Armandismo, Andresismo, Ramirismo, Sanchismo y otro ismo que no sea Aprismo; los Jefes no surgen de Convenciones o Congresos, los Jefes surgen de la historia como Víctor Raúl Haya de la Torre». Terminando luego mi discurso, con palabras de sentimiento que para mí y la militancia aprista presente en ese solemne acto, significaron una oración de fe y de recuerdo a Vícto Raúl cuando dije: «Por sobre todo el Perú, después Víctor Raúl, y después de él, nadie» (diario «El Comercio» 9/6/1981).

Y para el no informado, no incluí hablar de Alanismo, ni de Alvismo, aludiendo a mis compañeros Alan García y Luis Alva Castro, porque entonces —1981— aún no destacaban con el liderazgo que en la actualidad tienen. Pero que a la fecha, creo que hay que desterrar en el Partido hablar de «Alanistas» у «Alvistas», somos apristas, y para conservar la unidad de nuestro histórico movimiento, consolidemos nuestra praxis política, con la doctrina, la moral y el desprendimiento a favor del Perú y de su Pueblo que nos legó Víctor Raúl Haya de la Torre.

Por consiguiente, no se trata de despotricar de la dirigencia y de sus líderes como Alan García. ¿Dónde estuvieron algunos «nuevos jóvenes» o «jóvenes-viejos» cuando Alan García era Presidente de la República? ¿Lo cuestionaron? ¡Nunca!, mientras nosotros sí, lo cuestionamos permanentemente, especialmente en el tema del Petróleo y el Gas de Camisea, pero ojo, internamente, ante la Comisión Política, en el mismo Despacho Presidencial, como pueden dar fe mis compañeros Luis Negreiros, Javier Valle Riestra, Benigno Chirinos, Ivon Yon, entre otros, pero nunca recurrimos a ningún medio de comunicación, como la televisión, revistas, periódicos, porque jamás practicamos el «facilismo político que es la escuela de estos nuevos apristas. Hoy —cuando el Apra está en dificultades— son campeones de la crítica; ayer con Alan García en el Poder, fueron muchos de ellos, sumisos burócratas del entorno palaciego. La diferencia es notoria entre los formados con la ética aprista y los formados con el oportunismo político.

Si Alan García ahora está atravesando por dificultades —por ser en la actualidad secretario general del Partido—, es mi obligación como aprista defenderlo públicamente, sin practicar el facilismo político de atacarlo para ganar titulares en los periódicos que quieren ver dividido, aniquilado y sepultado al Aprismo. Y si alguien quiere reemplazarlo como secretario general del PAP, que garantice a toda la militancia que se ha de poner al frente para luchar por las garantías que debe tener el proceso electoral nacional de 1995, por cuanto desde ahora se percibe que la fujidictadura desea proyectar su mandato a cuento de referéndums y otros recursos pseudoconstitucionales, más allá de esa fecha. Lo demás, es lo tradicional del antiaprismo. No caigamos más en la fujiingenuidad de creer, como cuando para captar nuestros votos nos habló del no shock. Estemos todos unidos como un puño que es la garantía segura de la victoria porque debemos ser «optimistas incurables como decía Víctor Raúl, hombre que miraba la política en el resplandor del sentimiento popular.

En el Día de la Fraternidad, recordamos los Apristas a nuestros mártires, a nuestros líderes obreros e intelectuales que se han «convertido en polvo en viaje a las estrellas; recordemos a Agustín Mantilla, que injustamente sufre reclusión por ser secretario de organización del Partido; recordemos a Víctor Raúl Haya de la Torre que para nosotros es y seguirá siendo: Creador y Praxis Viviente.

¡Aprista, ten orgullo de tu Gran Partido!

*Artículo de Alfonso Ramos Alva, publicado en La República, sábado 20 de febrero de 1993, p. 19.

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