Carta de Oscar Herrera, Luis E. Heysen y Enrique Cornejo Koster a los obreros y estudiantes de las Universidades Populares González Prada

Compañeros: 

Alejados violentamente de la lucha, que con tanto entusiasmo y disciplina por una y otra parte iniciamos desde nuestras Universidades Populares Gonzáles Prada, la hemos proseguido en el ostracismo, cada vez más firme y revolucionariamente, ya que ella no fué la consecuencia de ambiciones o apetitos personales, de simples diletantismo juveniles, o de un benigno sarampión de la época, sino el resultado de una profunda ancia de justicia social, que, libertándonos de todos los explicables prejuicios de una educación absurda nos condujo a vuestro campo para combatir contra la clase, ínfima, venal e ignorante, de latifundistas y politiqueros que detentando los medios de producción sumen en el hambre y la miseria a otra, multitudinaria, y con generosas esperanzas de futuro. 

Fué el alejamiento para nosotros un motivo mayor de afirmación ideológica y solidaridad, cuyos vínculos están definitivamente arraigados por campañas diversas, que siendo de prueba, lo han sido también de avance. Luchando en nuestro Perú por la organización de las fuerzas —que en la actualidad surgen ya cohesionadas y que un día triunfarán de la burguesía colonial al servicio de su aliado el capitalismo imperialista— hoy bregamos activa e incansablemente en América Latina para constituir el frente único de la Revolución contra la Reacción, ya que nuestro movimiento emancipador necesaria y lógicamente tiene que eslabonarse al movimiento revolucionario del proletariado mundial, y de una manera muy especial, al que la vanguardia de trabajadores manuales e intelectuales defiende desde Río Grande del Norte en México, hasta Cabo de Hornos en el Sur, como en la etapa de la revolución liberal cuando se luchaba por la independencia política de España. Y decimos que en nuestras campañas debemos mantener una perfecta solidaridad con las fuerzas avanzistas de América Latina, por cuanto la situación de todos los pueblos latino-americanos, es la de pueblos con una incipiente economía capitalista, una gran capacidad productora de materias primas y esencialísimas condiciones como un gran mercado de consumo para los productos manufacturados, vale decir, que estamos en la idéntica condición económica que se encuentran los pueblos coloniales y por tal, fatalmente elegidos para alimentar la evolucionada economía de los países imperialistas y sus evidentes propósitos de sumisión política. Luego para triunfar de enemigos tan poderosos, es preciso que nuestra alianza con las fuerzas latino-americanas que luchan contra el mismo peligro de dentro y de fuera, sea total y absoluta. 

Haya de la Torre y Enrique Cornejo Koster con amigos universitarios argentinos.

Continuando en vuestros puestos de lucha, os reunis para celebrar la simbólica Fiesta de la Planta con que se renuevan anualmente los cursos de cultura y capacitación revolucionaria de nuestros laboratorios de agitación y preparación —las U. P. G. P.— y en momentos tan significativos para la causa, al haceros llegar nuestros saludos fraternales y nuestra palabra de incitación, para que siempre sepais conservar vuestra Fe y vuestra disciplina en la marcha hacia la lucha final. La fé en la idea, es la fé en la victoria, y ésta solo estara a nuestro alcance, cuando nos encontremos ferreamente disciplinados, formando nuestros cuadros de convergencia y nuestras células de estudio y propaganda capaces de orientar a las grandes masas de oprimidos-obreros, indígenas, soldados y campesinos no solo hacia la comprensión de sus propios dolores, sino lo que es esencial, al conocimiento de sus propios deberes de clase. La Fe y la disciplina son así indispensables y urgentes, pues, ellos os harán los elementos forjadores de justicia, de nuestra insurrección, cuya más honda idealidad es la de estirpar todos los males, que nos afligen desde hace ciento dos años para así construir el nuevo Perú, ya libre de castas privilegiadas. 

En el transcurso de la fiesta habeis de recibir una lección muy fecunda y será la que os brinde la naturaleza interpretada por vuestra reflexión y juicio. Por sus sabias enseñanzas habreis de constatar, cómo prospera la planta que cuidó con amor, como están para ser admiradas por vosotros las bellas casuarianas del parque '9 de Enero' y como en cambio no lo están, los fresnos que en otro sitio plantasteis con el entusiasmo del minuto, no obstante ser éstos menos delicados, que aquellas. Así en la vida no valen las nobles intenciones, que han de ser efímeras, los laudables propósitos que nos hacen comenzar una obra, que después hemos de descuidar, las fervorosas promesas de hacer y continuar la tarea en comienzo, si ellas jamás llegan a convertirse en realidad palpable. Valen si, las intenciones nobles, los laudables propósitos, las realidades, que mantenidas con inteligente, cuidadosa y atenta perseverancia, no mueren sin que el fin se haya consumado. En igual forma: toda victoria, toda conquista revolucionaria tiene que afirmarse en la constante defensa de los soldados del ideal, que, teniendo la responsabilidad del cuidado saben impedir que las amenazas se tornen en realidad y que por tal ataque se vuelva a una posición de caos, ruina y desorganización.

Estamos seguros que al congregaros de nuevo habreis de hacer un análisis, una recapitulación, y, que al realizar fiesta de la planta, pensareis en vuestras obras, en vuestros sindicatos, en vuestras Universidades Populares, en vuestros problemas de clase, en vuestras actitudes y en nuestro mañana, es decir, que será el momento de los mudos, pero sinceros y necesarios juicios. Nuestra cruzada por la justicia social tiene que ser una lucha incesante contra la clase explotadora y en ella formando un ejército perfectamente organizado, hemos de pensar siempre en las características de la realidad, en lo hecho y en lo por ejecutar. 

La historia sigue su curso con y sin nuestra voluntad. Corresponde a los hombres de acción intervenir revolucionariamente para interpretarla y modelarla de acuerdo con los nuevos horizontes que advienen fatalmente, aun cuando se organizan fuerzas para impedir su pronunciamiento. Tal labor exige un adiestramiento y una disciplina integrales para la organización adecuada de las asambleas populares, que alguna vez deben ser como verdaderos cuerpos armados, cuya finalidad primordial será derrumbar, a la burguesía, eregir el poder de los oprimidos para y por los oprimidos y defender con todo sacrificio y energía, los sagrados postulados hechos realidad. Aprovechar todos los instantes posibles y emplear todas nuestras fuerzas, serán imperativos indeclinables, con los cuales triunfaremos. 

Al movimiento de agitación y preparación que nuestras escuelas de clase vienen realizando desde hace siete años, tiene que sumarse el de organización para la lucha definitiva. Hasta antes de ahora, nuestra vanguardia dispersa y diseminada por todo el Perú, va ya consociándose cada vez más fuertemente, y debe hacerlo con mayor realismo, corporizándoze íntegramente para formar una gran legión, un gran todo orgánico, que, comprendiendo íntegra y claramente nuestros postulados, sea una verdadera fuerza reivindicacionista. Nuestra Alianza Popular Revolucionaria Americana que en éstos instantes ya congrega a los hombres —decididos elementos de acción de nuestra vanguardia, esta llamada a ser esa fuerza de unión y ejecución—. 

Todos los jóvenes, obreros, campesinos, empleados e intelectuales, que comprenden y sienten las responsabilidades de nuestro momento histórico y que creen en la necesidad de imponer la justicia social, deben unirse y concertarse engrosando sus filas. Los instantes son apremiantes y ante ellos no podemos, no debemos, ser indiferentes o indecisos, ante la injusticia o se es combatiente para atacarla o se es combatiente para defenderla. Integrar nuestro gran frente único de trabajadores manuales e intelectuales, trabajar denodadamente por su organización y triunfo, es la obligación de todos los que prevean la necesidad de asumir una posición beligerante contra la injusticia. 

Quienes desde el primer momento estuvimos con Haya de la Torre, para sostener y defender nuestras Universidades Populares, vuestros sindicatos, nuestras reinvindicaciones, iniciando la obra cada vez más en la realidad y en avance y, por cuya causa sufrimos las consecuencias del destierro: nos sentimos siempre optimistas, porque estamos convencidos de que la siembra iniciada, no fué estéril y de que en ésta segunda faz de la jornada, vuestra solidaridad, vuestra cooperación y vuestra respuesta, serán concordes con las ejemplares actividades que desplegasteis en momentos difíciles. 

Ha llegado el momento del trabajo consciente y seguro, que nos conduzca a la consecución de nuestras esperanzas, y nada más impostergable que inculcar en las muchedumbres, el dinamismo que las haga factores activos de unión y organización clasistas. Las injusticias que sufrimos en el Perú son males anscestrales que la clase dominante se cuida y cuidará de eliminar, pues, ella son la base de su dictadura. Luchar contra ellas es nuestro deber, es el mandato de nuestra generación. Por eso, a la par que os saludamos con nuestra fraternidad más absoluta, os exigimos, actividad, disciplina y trabajo, pues, creemos con el maestro Marx en la necesidad de la revolución liberadora, ya que en ella "los proletarios no pueden perder más que sus cadenas, y tierren en cambio un mundo que ganar". 

Salud y agitación. 

Oscar Herrera, Luis E, Haysen, Enrique Cornejo K. 

Buenos Aires, 20 de enero de 1927.

*Carta de Oscar Herrera, Luis E. Heysen y Enrique Cornejo Koster a los obreros y estudiantes de las Universidades Populares González Prada, Buenos Aires, 20 de enero de 1927. En Boletín de las Universidades Populares González Prada, enero de 1927, p. 6-7.

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