Luis Alberto Sánchez: "Mensaje a la juventud"

Ha llegado a su término, coronado por un triunfo honorable y pleno de nobleza, un auténtico y duro combate sin tregua. Nadie ha librado una lucha más tenaz, más de todos los días, por el Rectorado de San Marcos, que Luis Alberto Sánchez.

Estamos ante el caso, raro entre nosotros, de un hombre, severamente comprometido —"Engagé”— como dicen los filósofos franceses. Y comprometido en el sentido filosófico, quiere decir profundamente responsable en el sentido moral, político y social. Luis Alberto Sánchez es un conocedor íntimo del redaño de la Universidad, es decir conocedor íntimo y cabal de su crisis. Sabiéndolo, conociendo las magnitudes de esa crisis, quiso comprometerse en la batalla por el Rectorado. Ahora, lo tiene... seguramente un poco tarde, bastante tarde más para la Universidad que para él. Pero, con todo, no demasiado tarde, pues quedan intactas la fervorosa esperanza y la indomeñable voluntad de superar la crisis.

Nunca tuvo el país una mejor oportunidad para afrontar uno de sus problemas hipersensibles y delicados; se hace un deber, por esto, para todos los que tienen algún poder, activo o en potencia, colaborar en la obra de restauración que debe realizar el doctor Sánchez.

Discrepancias, Co-Gobierno, Reformismo, son fórmulas superadas por la decisiva circunstancia histórica en la que nos hallamos colocados. Lo esencial es la superación de la crisis; y en esta superación lo que se impone es el gran deber patriótico, el amor a las generaciones que ascienden a la dirección de la vida nacional.

Hemos presentado, con el sincero y esperanzado saludo de esta revista, un cuestionario en el que cada pregunta es un problema o un puñado de problemas. El nuevo Rector ha absuelto lo esencial. Queda en deuda con nosotros para responder un día todas las interrogantes que la Universidad o nosotros le planteemos.

—¿Cuáles considera Ud. Las causas del orden espiritual, responsables e la crisis de la Universidad en el Perú?

La crisis de la Universidad, en su aspecto espiritual, tiene como causa principal el desajuste social de nuestros días, la superpoblación de las ciudades, el desnivel entre la oferta de posibilidades técnicas y la demanda de las mismas y el eco de las dictaduras, que desquiciaron moral y físicamente nuestros países y, por ende, a nuestras Universidades. La juventud creyó, adulada por unos y otros, en un tiempo u otro, que ella era y es la única reserva de rebeldía y de pureza. Y aunque no siempre los hechos hayan correspondido a esta manera de mirarse, y aunque muchos hombres maduros experimentaron en carne propia, sacrificios y dolores que los jóvenes de hoy solo conocen por referencias, es un hecho que todas esas causas han influido en determinar una especie de aspiración heroica, que, por un lado, lejos de despertar molestias podría despertar optimismo, si en ella no se mezclaran elementos de impureza y de sectarismo interesado, que la malogran y malpresentan.

—¿Cuáles causas de orden material son las primeras en esta crisis?

La crisis material es efecto de otros factores. Por lo pronto, de la democratización de la Universidad. La Reforma de 1919 abrió las puertas y compuertas de la Universidad[.] Hasta ahí acudían a ellos gentes de cierto buen pasar económico, con pocas excepciones. Hoy, la estadística realizada demuestra que aun la escasa pensión que cobran nuestras Universidades es en un 75 por ciento de los casos demasiado alta para sus posibilidades. Por eso es que el alza de pensiones resulta algo muy difícil e injusto.

—¿No cree Ud. Que es justo cobrar a los padres de familia de acuerdo con la renta de que disponen?

Si fuese posible cobrar según los ingresos, sería una verdadera solución de lo que se refiere a las pensiones, más no al problema mismo de la Universidad en su aspecto económico. Confieso que en principio esa solución, aunque parcial, me tienta. No es posible que gente acomodada no pague nada y aún más dispute becas y cargos universitarios, a los más pobres. Eso es absurdo. Pero, en la práctica se hace difícil realizar esta aspiración. Por eso, como las actuales pensiones solo cubren un 1.6 por ciento del total de nuestro presupuesto, o sea, nada, más valdría suprimir el pago, a cambio de aumentar las exigencias de tipo académico y propedéutico, que, en tal caso, estarían a entera disposición de la Universidad, ya que no cobraría nada por sus servicios. En el actual estatuto se ha empezado a adoptar alguna medida de tipo proporcional o equitativo, al exigir a quienes se matriculan por tercera o cuarta vez, el pago de lo que cuestan a la Universidad, costo que se obtiene dividiendo el total del presupuesto de una Facultad por el número total de sus propios alumnos. Se trata así de cerrar el paso a los alumnos eternos, que, si por una parte, a menudo resultan clientes insobornables de todo acto cultural, por otra parte, y no es raro, se hacen presentes solo para los efectos de las luchas electorales.

Haya de la Torre y Luis Alberto Sánchez.

—¿En qué formas concretas cree Ud. Posible aliviar la crisis económica de San Marcos?

Las primeras medidas para sobreponernos a la crisis están ya en marcha. El Vicerrector, acompañado del ingeniero de la Universidad, está recorriendo, fotografiando, examinando el estado de cada bien inmueble, a fin de proponer un plan rehabilitorio que, creo, podrá permitir decuplicar nuestros ingresos por capítulo de esos bienes. Tenemos en miras un programa de obtención e intercambio de ayuda con instituciones v fundaciones extranjeras y, ya la OEA me ha invitado con un grupo de Rectores a discutir esta parte del problema. Debemos vincular a la Universidad con el medio social, a fin de interesar al hombre de la calle en ella. Para eso pienso ampliar el Patronato y establecer modos de canalizar la cooperación con el mundo extrauniversitario, en doble forma: prestando, servicios y canalizando la ayuda que se nos preste.
—¿Cuál es, a su parecer, la mayor debilidad de San Marcos?

La mayor debilidad de San Marcos reside en su ausencia de tradición humana. Me explicaré: profesores, egresados y alumnos se sienten universitarios solo durante una muy pequeña parte de sus vidas. Cuando están en los claustros. Luego rompen esta relación. La olvidan y hasta la combaten. No conozco de ninguna Universidad que tenga mayor número de tránsfugas, hijos desnaturalizados (es Alma Mater...) que mi San Marcos. Sus principales detractores y enemigos son quienes más han recibido de ella en una u otra forma. Ello pintaría una parte lamentable del carácter nacional, dado a la ingratitud y a la cruel dad con el que necesita ayuda.

De otra parte, son debilidades notorias, la ausencia de medios para atender a las necesidades, entre ellas el dar cabida alta y limpia a sus hijos, y para prolongar la vida universitaria en forma de investigación y creación.

—¿Cuál estima Ud. Que es su mayor fortaleza?

La mayor fortaleza es que, pese a todo, es. Si no hubiera algo imponderable que la asiste, y si no reuniera en su seno a los mejores profesores e intelectuales del Perú, ya San Marcos habría sido arrollada. Pero, dígase lo que se diga, no hay ninguna posibilidad de concentrar mejor Estado Mayor de cerebros, que los de San Marcos, aunque puedan señalarse fallas al respecto. No lo hay. Perentoriamente. Y ninguna entidad nacional podrá o podría realizar tanto, apenas se le otorguen los medios pálidamente necesarios para realizar su tarea. Y la realiza en gran parle pese a tales deficiencias.

—¿Qué mensaje fundamental daría Ud. A la juventud en esta hora? 

El mensaje que debo dar a la juventud en esta hora, y que voy a emitir, es muy sencillo: que sean limpios de intención, sanos de conducta y sedientos de saber y perfeccionarse, y decididos a dar antes que a recibir, a darse íntegramente al servicio de la colectividad. Para esto es indispensable una amplia y sana cooperación entre profesores y alumnos, entre los alumnos entre sí y buscar las consonancias antes que las disonancias, al menos por un tiempo, mientras se restaura el cuerpo y el alma de San Marcos. Cualquier intransigencia, venga de donde viniere, solo representa negación, intolerable reto a la convivencia creadora de la Universidad, atentado nefando de destruir la que es sin duda fuente principal de dirigentes de la Patria.

—¿Qué nos dice sobre las otras preguntas del cuestionario?

Teniendo en cuenta su cuestionario, me propongo muy en breve componer una declaración que, para mayor autoridad, será sometida al Consejo Universitario, máxima autoridad de la Universidad, y por tanto su vocero legítimo.

*Vanguardia. Nº 172, Año IV, Segunda Etapa, Lima,18 de mayo de 1961, pp. 8-9.

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